Los diablos que vendían cruces y el acuerdo era monopólico

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Autor: 
Jorge Bustos

En los últimos días, hemos sido testigos de extensas notas de apoyo al acuerdo por Valparaíso y al monopolio portuario por parte de CAMPORT, la gremial que reúne a algunos de los empresarios más conocidos de Chile, como Luksic y Von Appen, quienes manejan todos los puertos estatales del país. En una entrevista publicada en El Mercurio el 3 de marzo de 2025, defendieron sin tapujos el monopolio portuario, argumentando que sería más eficiente y competitivo. Uno de los socios, que tiene la concesión de un frente de atraque en San Antonio, incluso apoyó la idea de monopolizar todo el puerto de Valparaíso para fomentar la competencia entre puertos.

A pesar de las experiencias vividas por CAMPORT el año pasado, los monopolios siguen siendo una amenaza. Han enfrentado y perdido juicios por cobros abusivos a exportadores e importadores. Monopolizar las actividades portuarias y, por ende, el comercio internacional, es solo el primer escalón hacia el control de los 10 puertos estatales de Chile. La fiscalía nacional Económica ha señalado que los comportamientos anticompetitivos de estas empresas han permitido extraer rentas de manera injustificada, más allá de las que habrían obtenido bajo condiciones de competencia, debido al carácter cautivo de los importadores y exportadores respecto del terminal portuario que las navieras eligen para sus naves.

Sin embargo, esta misma entidad «fiscalizadora» ha cambiado su parecer en un año, afirmando que el monopolio no afectaría la competencia regional, a pesar de haber dicho anteriormente que los importadores y exportadores estaban «cautivos» de los terminales concesionados como monoperador. En la misma página de El Mercurio, la Cámara Regional de Comercio, cuyos socios son los mismos que hablaron por CAMPORT (Luksic y Von Appen a través de sus subsidiarias), defendió con fervor el monopolio. Javier Torrejón, uno de sus voceros, argumentó erróneamente que el monopolio generaría más empleo, demostrando su falta de conocimiento económico.

Días antes, otros gremios dependientes de estos nuevos señores feudales de los puertos también defendieron el acuerdo por Valparaíso, respaldado por figuras como Mundaca y el alcalde Sharp. Acá no sería malo mencionar el refrán “dime con quien andas y te diré quién eres” es ´por eso que nos dirigimos a ustedes con la firmeza que nos da nuestra historia y el profundo amor por Valparaíso para explicar por qué hemos decidido luchar contra el «Acuerdo por Valparaíso» y la amenaza de monopolización de nuestro puerto.

Hemos sido testigos de decisiones que impactan nuestra ciudad, a menudo sin participación ciudadana ni transparencia. Este acuerdo es, a nuestro juicio, un claro ejemplo de mala gestión pública. ¿Cómo podemos confiar en un acuerdo cuyos firmantes son jueces y parte en la fiscalización de lo público genera sospechas fundadas de ser contrario a las normas del Estado y posiblemente a la ley?

Durante años, hemos descifrado la compleja maraña legal y los dictámenes de la Contraloría para defendernos colectivamente de las maniobras de grandes empresas como Falabella, así como de diversas administraciones municipales y de la Empresa Portuaria Valparaíso (EPV). Esta experiencia compartida nos ha enseñado a identificar las situaciones en las que se vulneran los derechos y el bienestar de Valparaíso.

El «Acuerdo por Valparaíso» representa un grave peligro: la instalación de un monopolio portuario que ignora los principios de imparcialidad. ¿Qué futuro le espera a nuestra ciudad si un único actor concentra el poder en la actividad portuaria, sin competencia real que sirva de contrapeso?

La consecuencia inevitable será un mayor empobrecimiento para Valparaíso y sus habitantes. Los que apoyan el monopolio portuario no viven en la ciudad; muchos de sus socios emigraron de Valparaíso por encontrarlo sucio e inhabitable. No permaneceremos en silencio mientras se decide el futuro de nuestra ciudad a espaldas de sus habitantes.

Como colectivo, seguiremos denunciando la falta de transparencia y las posibles ilegalidades inherentes a este acuerdo. Continuaremos cuestionando las opiniones de aquellos que se presentan como «expertos», pero que parecen más interesados en defender intereses particulares que en el progreso genuino de Valparaíso.

Nuestro compromiso es inquebrantable: defender Valparaíso, su gente y su rica tradición portuaria. No permitiremos que se concrete un monopolio que ahogue el espíritu y el futuro de nuestra ciudad. Esta no es solo mi pelea, es la pelea de todos los porteños que vivimos en la ciudad y amamos profundamente Valparaíso.

¡Llego la hora de volver a levantarse!

 

 

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