¿Parque Barón o Puerto Barón?

Solapas principales

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Autor: 
Jorge Bustos

El borde costero de Valparaíso no es cualquier pedazo de tierra frente al mar. Es el lugar donde se cruzan la memoria obrera, el patrimonio urbano, los sueños de la gente común y las tensiones del modelo de desarrollo impuesto desde arriba, desde el centralismo. El proyecto Puerto Barón, aprobado en 2005 mediante la Resolución de Calificación Ambiental (RCA) N° 23, buscaba transformar ese espacio en un centro comercial gigante administrado por un privado, con la venia y complicidad de la Empresa Portuaria Valparaíso (EPV) y su apuesta por concentrar la gestión en manos de un solo actor. No era solo una obra: era y es, el símbolo de un modelo de concesión excluyente, y que ha empobrecido la ciudad, que convirtió lo público en negocio, y al ciudadano en espectador.

Hoy, el proyecto Parque Barón propone otra mirada. El municipio quiere devolverle al pueblo porteño y a quienes nos visitan su costa, sin tornos ni vitrinas. Un parque para caminar, para jugar, para encontrarse. Pero hay una contradicción en el aire: la RCA23 que autorizó la construcción del mall sigue vigente, como una sombra legal que puede volver. Y EPV insiste en mantener el control, y en licitar de forma centralizada, sin abrir el juego a una gestión democrática y descentralizada, volviendo a convertir lo público en negocio, y a los ciudadanos en espectadores.

Aquí no se trata solo de técnica ambiental ni de diseños urbanos. Se trata de modelo país. ¿Queremos que el Estado entregue a dedo espacios estratégicos y más ricos de la ciudad a operadores únicos, sin competencia ni visión territorial? ¿O queremos que Valparaíso recupere su derecho a decidir, con propuestas que respeten la historia, el entorno y el sentir de su gente?

El Parque Barón no es solo pasto y árboles. Es una idea: la de que lo público vale más que la rentabilidad. La de que la costa es de todos, no del que ofrece más en la licitación. La de que los barrios pueden opinar, y los proyectos deben escuchar. Esa es la conversación que tenemos que abrir. No por nostalgia, sino por futuro.

Defendamos la Ciudad

Jorge Bustos

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