Somos o no somos, ciudadanos de Valparaíso
Desde que los concesionarios del proyecto terminal N°2 (T2) decidieron poner fin al contrato de “Concesión”, regalo que la actual ministra de transportes diera al cuñado de Ricardo Lagos más conocido como el capitán planeta por todos los favores concedidos, entre ellos que las pérdidas de las AFPs las pagáramos nosotros, dirigentes de los trabajadores, empresarios, autoridades, dirigentes gremiales, la academia, y claro los opinólogos que no saben nada, han hablado y sacado sendos artículos tratando de echarle la culpa de tal desastre a “alguien”, sin darse cuenta de que por otro lado varios miles de empleos de la ciudad están en peligro por otra gran idea del gobierno: subir a 3.000 dólares las importaciones sin control de las agencias de aduana, lo que significa un golpe mortal para la ciudad de Valparaíso que ya habíamos logrado detener en el anterior gobierno del neoliberal Piñera y sus medidas de “impulso competitivo”.
Resulta curioso por decir lo menos que los primeros apuntados como responsables por el dedo acusador de la caída del proyecto fuéramos los que presentamos las invalidaciones ante la Superintendencia Ambiental (SEA). Como si no fuera nuestro derecho usar las leyes hechas por el ejecutivo y legislativo y que tribunales debe hacer cumplir. Eso ya lo hemos logrado, es posible, y lo seguiremos haciendo.
La opinión de los camioneros resulta cómica, porque ellos exigen a los ciudadanos activos y del municipio conductas “proactivas” sobre el tema portuario, cuando ellos pagan sus patentes en la comuna de Casablanca. Pero lo ridículo viene del gobierno que, cual cartel mafioso, amenaza con que si no se construye el T2 no habrá tren rápido porque no sería viable sin carga; como que si eso significara que llegaría más carga de la que ahora movilizamos.
Todos tratando de ponerse de acuerdo en cómo solucionar el dramático tema, haciendo creer a la gente que si no tenemos una solución para el T2 nunca más llegaran buques con carga a la ciudad. Todos tratando de arreglar un problema creado por el centralismo y sus ministros, y por quienes ellos mismos colocan como gerentes y directores de las empresas portuarias del Estado. Nosotros debiésemos estar preocupados del trabajo, de las patentes que se dejarán de pagar al municipio, y de las agencias que desaparecerán y que no serán pocas.
Los empresarios siempre plantean que cada crisis es una oportunidad, y esta crisis, mediática como siempre, será para meternos un gol y repartir el pastel como siempre entre los mismos. Por ejemplo: que la playa San Mateo sea para “los alemanes” (TPS) y “los Urenda” (GEN) y se quedaran con el Espigón. La pillería de los TPS, es que por la inversión de San Mateo no se le quite el terminal N°1 que termina su concesión el 2030; en definitiva que no exista concesión. Y por otro lado los GEN, que es el disfraz de los Urenda, tratando de que la justicia no ordene la demolición del “ilegal” terminal de pasajeros, no devolver los 5,8 millones de dólares que ilegalmente les paso la estatal Empresa Portuaria de Valparaíso (EPV), y correr solo sin que exista licitación y ser el monopolio por la gracia de la ministra.
Es cosa de mirar la prensa y la red para ver como los gremios y sus representantes se ponen a la fila apoyando la repartija. Ahora se sacan la corbata para vender el cuento, bajan de sus olimpos para pedir la ayuda del municipio, y se reúnen con quien hace un rato les negaban la sal y el agua.
Solo para que no existan dudas y fijar mi posición, tengo la impresión de que esta es una buena administración municipal comparada con las anteriores, sin embargo creo que no aprovechar la caída del T2 y cometer el mismo error de la Zona Barón, al entregarla a los santiaguinos que nos imponen sus caprichos y enrarecen el aire marino con su pestilencia de negociados, no puede volver a suceder. Creo que hace falta cumplir con el nombre de Municipio Ciudadano y no Municipio de los negociados como ha sido históricamente.
Uno se pregunta porque el área de respaldo de San Mateo debe ser de los alemanes y no de la ciudad. Por qué así como se cobran los estacionamientos de los autos la ciudad no se queda con los estacionamientos de los contenedores. Por qué no pueden ser de la ciudad esos dineros en vez de regalárselos a los alemanes. Lo mismo con el Espigón, ya que la EPV es tan ineficiente: por qué no se le entrega a la corporación municipal el borde costero para que lo administre, y cobramos el arriendo a las concesiones; nos ahorraríamos 2/3 de los 26 mil millones de pesos de las ganancias de EPV que anualmente que se van en sueldos.
Somos ciudadanos o solo nos disfrazamos de ciudadanos para que los patrones hagan sus negocios y la ciudad, nuestro territorio, siga sumida en la pestilencia. Digo lo anterior para que quienes habitan la ciudad, y se han transformado en líderes de opinión, asuman su defensa y no trabajen para estas empresas que reciben grandes subsidios ilegales de parte del Estado. Seria feo que al final solo se transformen en Yanaconas, lame culo de los poderosos.
Jorge Bustos
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