El viernes 2 de mayo del 2025 levante en mi página, www.jorgebustos.cl una columna de denuncia pública. Dije con claridad: el Hospital Carlos Van Buren no estaba solo en crisis, estaba siendo saqueado desde adentro. Lo que parecía opacidad era, en realidad, un sistema paralelo de lucro, en buen chileno de robo, montado por sociedades médicas integradas por los mismos funcionarios del hospital. Que simulaban ser servicios externos, pero eran ellos mismos, contratándose dos veces, cobrando dos veces, operando sin control.
Hoy, con los Informes Finales N° 147-2025 y N° 163-2025 de la Contraloría Regional de Valparaíso, ya no hablamos de sospechas. Hablamos de hechos. La fiscalización confirma que el hospital fue víctima de un modelo de abuso, descontrol y fraude al fisco. Y yo lo vuelvo a decir: esto no es solo mala gestión. Es abandono al paciente y desprecio por la salud pública.
La Contraloría verificó que las sociedades Mario Sanita Mercado Servicios Médicos EIRL y Sociedad Médica Vida y Salud SpA presentaron la misma dotación de médicos en licitaciones, siendo todos funcionarios del hospital. Se comprobó que profesionales como Luis Cortés Romero y Paulina Pérez Fernández prestaron servicios externos en los mismos horarios que su jornada institucional. El médico Mario Sanita Mercado, representante legal de una de las sociedades, apenas registró 21 atenciones en abril de 2024 y casi no marcó asistencia. ¿Qué hacían mientras cobraban? ¿Quién autorizó esos pagos?
El hospital desembolsó más de $643 millones a proveedores como Servicios Clínicos Limitada, Sociedad Vida y Salud, Servicios Médicos EIRL y Gestión de Servicios Médicos SpA sin respaldo documental. No hay informes mensuales, no hay validación de jornada, no hay identificación de quién prestó los servicios. La opacidad no era un error: era parte del negocio.
Pero el abuso no se detiene ahí. Se fragmentaron compras para evitar licitaciones públicas, como ocurrió con Serven SpA ($166 millones) y Servicios Clínicos Limitada ($230 millones). Se contrataron servicios retroactivamente, violando la ley, como con Mario Espinoza Cordero ($110 millones) y Servicios Clínicos Limitada ($399 millones). Se pagó a empresas que ni siquiera tenían giro comercial vigente ante el SII. ¿Quién responde por esto?
Y mientras unos lucraban, los pacientes esperaban. Se suspendieron cirugías por falta de insumos, con demoras de hasta 246 días. Se dejaron muestras de laboratorio sin procesar por falta de reactivos. Se incumplieron garantías GES, con retrasos de hasta 1.828 días. ¿Cómo se explica que haya dinero para sociedades fantasmas, pero no para atender a los enfermos?
La Contraloría clasificó los hechos como Altamente Complejos. El Servicio de Salud presentó una querella por malversación de caudales públicos. Se ordenó un sumario administrativo. Pero eso no basta. La Fiscalía debe actuar. Debe investigar, formalizar y sancionar y no con clases de ética o pidiendo devolver un tercio de lo robado. Porque quienes facilitaron la doble contratación, el descontrol documental y la fragmentación ilegal, incluyendo los responsables del hospital y los dueños de las sociedades implicadas, no solo desviaron recursos: intentaron, y siguen intentando, destruir la salud pública.
No voy a callar. El Hospital Carlos Van Buren debe ser saneado. Y eso solo ocurrirá cuando los responsables paguen por el daño cometido. Porque lucrar con la urgencia y el sufrimiento de los porteños enfermos no es solo inmoral: es criminal.
Defendamos el Hospital
Defendamos la Ciudad
Jorge Bustos
La precariedad y pobreza es…
La precariedad y pobreza es una falta de empatia , donde estan los derechos humanos de cada paciente...Mientras algunos se dan el lujo de robar a destajo. Basta, que paguen quiénes tienen que pagar. Dignidad para todos, no para algunos
Sólo esperar que las…
Sólo esperar que las autoridades, hagan 😡 el trabajo que les toca hacer. Vergüenza, y mucha pena al ver, el estado de una posta de hurgencia
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