Cuando usted habla de “ensañamiento” no solo miente: repite el libreto completo de una derecha que se siente dueña del Estado y que entra en pánico cada vez que la ley deja de ser un privilegio y pasa a ser una obligación.
Para ustedes, la justicia solo es justa cuando castiga a los de abajo. Cuando toca a los suyos, mágicamente se transforma en persecución, odio o abuso.
No existe ningún ensañamiento. Existe algo que su sector no tolera: que por una vez las reglas se apliquen sin apellido, sin cargo y sin red de protección política. Durante décadas, la derecha administró municipios, ministerios y empresas públicas como si fueran cajas personales, repartiendo favores, contratos y pitutos con total impunidad. Y ahora, cuando esa impunidad se resquebraja, gritan “injusticia”.
La esposa de su hijo no enfrenta críticas: enfrenta acusaciones penales por fraude al fisco por decenas de miles de millones de pesos. No son opiniones, son hechos investigados. No son errores administrativos, son desvíos de recursos, contratos irregulares y un municipio devastado. Eso no es ensañamiento. Eso es el resultado natural de gobernar creyendo que el dinero público es propio.
Su hijo no fue “atacado”: fue desaforado por corrupción y tráfico de influencias, con antecedentes suficientes para que el Congreso y la Fiscalía actuaran. Pero para ustedes, cuando un apellido poderoso entra a un tribunal, el problema no es el delito, sino el juez.
No es el fraude, sino quien lo investiga. No es la corrupción, sino quien la nombra.
Y aquí está el punto central que usted finge no entender: la derecha chilena confunde justicia con abuso porque nunca aceptó la igualdad ante la ley. Se acostumbraron a un país donde la cárcel era para los pobres, la fiscalización para los tontos y la política para los vivos. Por eso cada causa judicial contra uno de los suyos es presentada como una cacería, una vendetta, una exageración.
No es ensañamiento, señor Lavín.
Es el fin de la impunidad como norma.
Cada peso robado es un delito, no una anécdota.
Cada influencia usada es corrupción, no “gestión”.
Cada cargo público utilizado para beneficio familiar es un abuso real, no el que ustedes inventan en entrevistas.
La ciudadanía no les debe compasión. Les debe verdad y justicia. Y esa verdad es simple: cuando la ley por fin los alcanza, ustedes no ven justicia; ven una ofensa. Porque durante demasiado tiempo estuvieron convencidos de que la ley no era para ustedes.
Hoy no hay víctimas.
Hay responsables.
Y hay una derecha completa intentando llorar abuso para esconder décadas de abuso real.
Jorge Bustos
Por fin alguien dice las…
Por fin alguien dice las cosas por su nombre, cómo elles son unos cara dura y sinvegüeza de m.....a, ojalá salgan más voces poniendo a éstos corruptos en el lugar que merecen. LA CARCEL
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