Las mil y una formas de hacerse el sordo, ciego y mudo

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Autor: 
Jorge Bustos

El municipio de Valparaíso y en particular su Dirección de Obras Municipales (DOM) debiesen tener un reconocimiento de parte del gobierno y de todas las organizaciones que han luchado incansablemente por la inclusión. La razón es simple; en estos servicios públicos pueden trabajar personas discapacitadas, especialmente aquellas que padecen de ceguera, en la mayoría de los casos mientras más alto es el grado y responsabilidad del cargo, mayor es el nivel de discapacidad.

Al parecer esta discapacidad es producto de que los textos de las leyes y normas de Urbanismo y Construcción han sido mal traducidos del castellano al Braille, porque con tristeza por cierto, me he dado cuenta de una cantidad no menor de aberraciones legales y claro otras inventadas a favor de “inversionistas” que creen que porque son millonarios le pueden arruinar la vida a los porteños.

Digo lo anterior porque nunca me había topado con un servicio municipal que tuviese tantos “mudos selectivos” trabajando juntos, particularmente los subalternos de la DOM, que nunca han dicho nada y menos aún, nunca han denunciado anónimamente las aberraciones que se cometen en esa repartición. Uno puede entender la dificultad que enfrentan aquellos que no pueden comunicarse a través del lenguaje oral, pero también es sabido que habiendo voluntad de comunicar existen otros sistemas de comunicación, como el lenguaje “signado”, que podría haber sido utilizado si hubiese primado la intención de transparentar y actuar con probidad.

La DOM y los funcionarios que trabajan en ella padecen de una severa discapacidad auditiva, pues cuesta entender que a pesar de reportajes, denuncias, escritos, y entrevistas agendadas, nadie en esa repartición municipal se dignara a revisar lo que hemos estado denunciado por años.

Cuesta entender como profesionales, personas que han aprobado mallas curriculares que incluyen conocimientos específicos vinculados a las áreas afines a la DOM , sufrieran de amnesia selectiva justo cuando se incorporaron a esta repartición. Y cual geishas sucumbieran, quizás a qué tipo de encanto, para burlar o simplemente no escuchar, no ver y menos denunciar, aquello por lo cual se les paga, que no es otra cosa que cumplir normas y leyes que la República de Chile se ha dado en doscientos años.

Como consuelo podríamos esgrimir el viejo dicho “mal de muchos consuelo de tontos” y asegurar que no es la única municipalidad en la que abunda la maña de hacerse el sordo, ciego y mudo e inventar normas para favorecer a los “inversionistas” o a algún pariente de un poderoso político. Aunque eso sería hacerse parte de esta discapacidad nacional de naturalizar las irregularidades y sumarse a los que hacen la “vista gorda”. Más aún si consideramos que esta situación trasciende al municipio, constituyéndose en un capítulo más de los “cuentos de las mil y una formas de hacerse el sordo, ciego y mudo”, me refiero a los Seremis de Vivienda quienes, después de todo lo denunciado, de marchas, acciones legales y administrativas, no controlan y menos ejercen acciones en contra de la “orgia de irregularidades” y delitos cometidos por funcionarios públicos en las DOM de la región.

Habiendo establecido estos puntos y en mi calidad de consejero de la ciudad por parte de sus organizaciones sociales, me gustaría recomendarle al Alcalde Jorge Sharp la urgente y necesaria reestructuración de la DOM, pues si bien es cierto las cosas han empezado a cambiar en ese departamento, la falta de ética y profesionalismo sigue siendo una norma. Creo que con los últimos dictámenes de la Contraloría General de la República, debiesen iniciarse sumarios administrativos ,ya que lo concreto es que la ley no distingue entre los que escuchan o sufren sordera, tampoco entre los que ven o no ven y menos entre los parlanchines y mudos , y como como dijera el Fiscal Nacional Señor Jorge Abbott “Las conductas penadas por la ley son delitos y quienes los cometen delincuentes” y que yo sepa los funcionarios públicos no están ajenos a estas consideraciones.

Me declaro absolutamente partidario de la inclusión, pero de aquella real, la necesaria y justa, no de aquella que se produce para sacar provecho de una situación o simplemente para ocultar prácticas corruptas. Eso no es discapacidad……

Jorge Bustos

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