El circo del Barón y la cueca empelota

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Autor: 
Jorge Bustos

Al parecer eso de hacer lo que las leyes y normas dictaminan, de apuntar con el dedo a los responsables del deterioro de la ciudad, cuestión que debiese hacer cualquier republicano y que se traduce en enfrentarse a los poderes facticos, le empezó a quedar grande a los muchachos que administran hoy el municipio.

El enfrentarse a los directivos de la EPV y a sus socios nunca ha sido fácil, y cuando decidimos ir por el municipio y ganarlo para, de una vez por todas, hacer valer nuestras posiciones pensamos que este espacio se constituiría en la instancia para ganar la pelea que se inició el 14 de julio de 1999, sin embargo, desafortunadamente, la zona del Barón sigue siendo un circo donde” se baila la cueca en pelota”.

Cuando indicábamos que había que limpiar la ciudad no mencionábamos solamente a la mugre física esa que se aprecia a primera vista, sino también involucrábamos a la corrupción instalada por años, imperceptible para algunos y que no solo se expresa en el venderse al mejor postor, al poderoso, al que paga los vicios sino que también se manifiesta al no hacer bien el trabajo que les corresponde por responsabilidad en el cargo y por el cual son remunerados, es decir es doble responsabilidad, una moral o ética y la otra, que con ese sueldo alimentas a tu familia.

Han trascurrido dos años desde que asumió la nueva administración y el edificio llamado VTP aún sigue funcionando, de forma absolutamente ilegal y con un juicio en tribunales, pero el municipio como disculpa se allanó y dijo que tenía razón el demandante, sin embargo no ha caducado la patente entregada, aun admitiendo en tribunales su ilegalidad.

Claro que eso sería hasta comprensible, pero todo tiene un límite, y es que aparte de lo ilegal del galpón más caro de Chile, el VTP se permite -con absoluto desparpajo- violar el Plan Regulador de Valparaíso, arrendando estacionamiento para buses interprovinciales, cuestión que está prohibida y que, tanto el jefe del departamento de tránsito como el jefe de inspectores municipales tienen conocimiento.

Caso aparte (aunque no menor) ha sido autorizar a un circo para que funcione en un lugar que se declaró peligroso e inundable en los certificados de informaciones previas (CIP) que entrega el mismísimo municipio y que son parte del plan regulador y de sus restricciones de uso en esa zona.

Como ven en la zona del Barón solo falta que se baile la cueca en pelota, considerando que el actual gobierno comunal hace un concurso para construir un parque que curiosamente lo gana una universidad de Santiago, con un jurado que tenía amigos y socios de los ganadores. Y aún no he visto declaración, ni escuchado alguna opinión de las autoridades municipales sobre esta rareza que alcanza los niveles de fetidez comparables de los que se pueden percibir en la esquina de Errázuriz con Bellavista (entre otros puntos de nuestra ciudad).

Aunque no me voy a referir en extenso sobre el edificio ilegal del Barón, me parece un despropósito que se siga construyendo y dilatando el rol fiscalizador del municipio y en particular de la Dirección de Obras Municipales (DOM), cuestionada y sancionada varias veces por Contraloría General de La República. No solo por ese edifico en construcción sino también por el de Placeres que Esval ha denunciado como un peligro para la ciudad. Hacer cumplir la ley y usar todas las prerrogativas que da la misma es lo mínimo que exigimos de los que hoy administran el municipio, para cuidar y defender los intereses de los habitantes de la Ciudad Patrimonial.

Por último, los que nos hemos enfrentado a la corrupción sin el apoyo de las autoridades elegidas y con exiguos recursos, no hemos tenido miedo, ¿por qué debiesen tener temor aquellos que se respaldan en la ley, que tienen los recursos y tienen el deber hacerlo?

 

Jorge Bustos

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