
La lectura del reciente informe de la Fiscalía Nacional Económica (FNE) al Tribunal de Defensa de la Libre Competencia (TDLC) sobre la propuesta de la Empresa Portuaria Valparaíso (EPV) para licitar conjuntamente los Terminales 1 y 2, junto con la operación del Terminal de Pasajeros, no es una simple aportación técnica. Es una advertencia institucional que confirma lo que el sentido común lleva años denunciando: bajo el discurso de modernización, se está consolidando un modelo que amenaza con sepultar la libre competencia en uno de los nodos logísticos más estratégicos del país.
La FNE, en su rol de garante del mercado, ha desnudado las debilidades estructurales y los riesgos conductuales de una estrategia que, lejos de fortalecer la competencia, la reduce. El núcleo del problema está en la insistencia de EPV por instalar un esquema monooperador para ambos terminales. La Fiscalía es categórica: este modelo, en una región que ya opera con pocos actores, reducirá la competencia de cuatro a solo tres operadores hasta al menos 2036. Y lo hace a través de un mecanismo el llamado “proceso con dos cajas” que históricamente ha sido aceptado solo en licitaciones transitorias, urgentes y de corto plazo. Pero esta no lo es. Se trata de una concesión de largo aliento, para la cual la FNE reitera su criterio general: la integración horizontal debe estar absolutamente prohibida.
La propuesta de EPV no logra justificar por qué se debería aplicar un modelo que reduce la intensidad competitiva futura. Y eso es solo el comienzo. La FNE también advierte sobre los riesgos de integración vertical. Aunque EPV propone un umbral de participación del 60% para usuarios relevantes, la Fiscalía lo considera insuficiente para evitar prácticas anticompetitivas como el sabotaje o la discriminación de servicios. La experiencia acumulada, con fiscalización deficiente en concesiones previas, agrava esta preocupación. Más aún cuando se trata de carga fraccionada, un segmento donde el Terminal N°2 moviliza cerca del 90% en la región y para el cual no existen alternativas competitivas reales. El riesgo de que el nuevo concesionario desplace este tipo de carga en favor de la contenerizada, buscando mayor rentabilidad, es alto y está documentado.
Las objeciones de la FNE se extienden a las bases de licitación. Aspectos clave como el patrimonio mínimo exigido, los montos de garantías y las multas están indeterminados, lo que genera incertidumbre y puede desalentar la participación de nuevos oferentes. La metodología para ponderar tarifas tampoco se basa en la proyección real de cada tipo de carga durante toda la concesión, lo que abre la puerta a la explotación del poder de mercado. Y la exclusión de la tarifa de transporte de pasajeros del índice de adjudicación un servicio básico sin competencia en el puerto debilita aún más los principios de libre competencia.
Respecto a la Playa San Mateo, aunque el informe se concentra en los aspectos económicos de la operación portuaria, no puede ignorarse que EPV tiene el mandato legal de administrar, desarrollar y conservar los puertos del Estado. Esa función implica una responsabilidad que va más allá de lo económico: incluye el respeto al patrimonio natural y cultural. La defensa de la libre competencia en la explotación de recursos públicos, como plantea la FNE, es también una defensa del interés público más amplio.
En resumen, lo que EPV presenta como una estrategia para fortalecer la competitividad es, según la FNE, un modelo que distorsiona el mercado, concentra poder y genera riesgos inaceptables. Este informe no es un trámite administrativo. Es un parte oficial que desmonta el relato del “humo vendido” en estos meses. Es un llamado a priorizar el bienestar social y la competencia real por sobre acuerdos que, aunque puedan parecer eficientes para algunos, carecen de la legitimidad legal y económica necesaria para un desarrollo portuario sostenible.
La pelota está ahora en la cancha del TDLC. Su decisión marcará si el país avanza hacia un sistema portuario más competitivo y justo, o si consolida un monopolio disfrazado que la FNE ha logrado exponer con meridiana claridad.
Jorge Bustos
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