Un Análisis Crítico del "Acuerdo por Valparaíso"
Ah, el "Acuerdo por Valparaíso", ese brillante ejemplo de cómo no hacer las cosas. En serio, si alguna vez te has preguntado cómo combinar la falta de transparencia con un toque de ilegalidad, ¡este es el manual definitivo!
Primero, hablemos de la increíble habilidad de nuestras autoridades para ignorar la normativa. ¿Alguna vez has escuchado del principio de probidad administrativa? Parece que nuestros queridos firmantes no. Porque, ¿por qué actuar con imparcialidad y transparencia cuando puedes comprometerte con promesas económicas jugosas? Claro, apoyemos la ampliación portuaria a cambio de un par de monedas. ¡Eso sí que es priorizar el interés general!
Y ni hablar de la Contraloría. Esa entidad aburrida que insiste en que los municipios no pueden celebrar convenios con intereses ambientales. ¡Qué tontería! ¿Quién necesita imparcialidad cuando puedes tener... bueno, lo que sea que están obteniendo con este acuerdo?
¿Resoluciones vinculantes? Bah, eso es para los débiles. Nuestros valientes líderes prefieren actuar con desconocimiento total. Total, ¿qué podría salir mal? Ah, la independencia de los organismos públicos. Otra cosa más que ignorar. ¡Aplausos para todos!
Pero esperen, hay más. La omisión de la libre competencia en este debate es una verdadera joya. ¿Monopolio? ¡Qué importa! ¿Libre competencia? ¡Quién necesita eso cuando puedes tener un puerto controlado por un privilegiado!
En resumen, el "Acuerdo por Valparaíso" es un ejemplo perfecto de cómo no hacer las cosas. Condicionar decisiones, falta de transparencia, conflictos de interés... ¡Todo en un solo paquete! Claro que sí, sigamos apoyando proyectos sin entender sus implicaciones legales, económicas y sociales. ¿Por qué no?
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