Los españoles NO y menos con EPV

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Autor: 
Jorge Bustos
Cuando los conquistadores españoles arribaron al continente regalaban a los nativos espejos y collares a cambio de oro y plata. A más de quinientos años de este singular y burdo negocio y con la incondicional colaboración de los yanaconas criollos, las actuales generaciones de conquistadores ibéricos siguen engañando a los chilenos hasta el día de hoy.

Hace pocos días atrás presenté ante la Contraloría una denuncia por las irregularidades y vicios detectados en el contrato (y sus modificaciones) entre los españoles de OHL y la Empresa Portuaria de Valparaíso (EPV). Los tres motivos denunciados afectan las arcas fiscales y también impactan la libre competencia. Para que se entienda, EPV, empresa del Estado, junto a las empresas españolas es competidora en la ciudad en faenas portuarias de inspecciones Fitosanitarias y aduaneras, además subsidia a sus socios o como ellos llaman, sus concesionarios. 

La tríada la completa otra empresa española llamada AZVI, la que también hace honor a sus antepasados en el arte del engaño y que, al igual que las otras empresas aludidas, recibe toda la atención y trato especial, permitiéndoseles violar las leyes y normas existentes y obviar bases de licitación pública establecidas a plena “vista y paciencia” de autoridades y organismos fiscalizadores. 

Todos conocen el vergonzoso caso de del puente Cau-Cau, que nos ha hecho conocidos mundialmente como un fiasco de la ingeniería chilensis y como también hemos sido informados los sobre precios por la construcción de hospitales en la Región de Valparaíso; sin embargo los medios de prensa formales nada han informado acerca de los negocios que los españoles de AZVI tienen el área del comercio internacional. 

De hecho Azvi es concesionaria del Terrapuerto de Los Andes y del renombrado ZEAL de Valparaíso. Estos dos negocios no han estado libres de paros, protestas y demandas, no solo por parte de los trabajadores, sino también de los usuarios (transportistas) de sus “servicios”, quiénes se han manifestado por los cobros abusivos y demoras de las que han sido objetos. 

Pero ¿cómo se cometen los abusos, no solo contra los transportistas, sino también contra todos los chilenos? Lo trataré de explicar con manzanas: 

Los contratos de concesión de estos españoles tienen la misma fórmula: en el caso de los Andes se postula por 24 hrs de atención gratuita, es decir, el camión entra a dependencias del Terrapuerto y no paga por las primeras 24 hrs. Y en el caso de Valparaíso en el contrato ZEAL se comprometió a pagar el 101 % del cobro de los servicios básicos. Imagínense 130 millones trimestrales por el solo hecho de concesionar. Hasta acá todo bien….sigamos con las manzanas… 

La trampa: tanto en el Terrapuerto y en la Zeal, se construyeron, al lado de las dependencias concesionadas, otras dependencias con otros Rut y con nombre parecidos y aquello que era gratis por las primeras 24 horas, en el caso de Los Andes, se empezó a pagar y en el caso de Valparaíso el 101 % de los servicios básicos no entraron nunca más a las arcas de EPV y por lo tanto no ingresaron a las arcas fiscales. ¿Por qué? , simple, porque usando las mismas artimañas -en el caso de Los Andes- los camiones eran atendidos en el recinto del lado y no en el concesionado, y en el caso de Valparaíso lo mismo. Por lo tanto desde Julio del 2015 a la fecha, se desaparecen en los bolsillos de los españoles 130 millones de pesos por cada trimestre, en otras palabras, a la fecha de este escrito El Estado de Chile ha dejado de percibir alrededor de 910 millones de pesos. 

Quiero insistir que por mandato de la Ley 19.542, art Nº 20 a las empresas portuarias de Chile se les prohíbe “entregar subsidios o subvenciones de ninguna especie”. 

Los españoles 2.0 ya no traen espejos ni collares a cambio del oro, ahora compran el silencio de las autoridades, funcionarios públicos y de la prensa formal, para robarles a los porteños el acceso a un mejor sistema de salud, viviendas más dignas y educación de mejor calidad. 

Yo tengo la impresión que lo que están denunciando los trabajadores portuarios es el robo que los españoles hacen al pueblo porteño. No veo que sean “carne de cañón”; más bien creo que están llamando la atención para que las autoridades y los servicios fiscalizadores que el Estado tiene, hagan su trabajo, se fijen de una buena vez en cómo nos roban y saquen de circulación a los corruptos cómplices de este descaro. 

Valparaíso no solo pide a gritos que limpien sus calles, sus escaleras, sus rincones; Valparaíso clama porque limpien su espíritu y así le devuelvan su dignidad. 

Jorge Bustos 

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